La fiebre futbolera del campeonato mundial y la política


Con el desarrollo del Campeonato Mundial de Futbol y del periodo electoral en México, muchos despotricarán en contra de los que gustan del balompié, como otros también lo hacen con los actores políticos y gobernantes.

Me llama la atención que, a sabiendas de que México es un país futbolero, este espectro se utilice por los candidatos a un puesto de elección popular para atraer votantes.

Con la victoria de México ante la casi invencible Alemania, el tema tendrá eco inclusive en los discursos que se ofrecen en los mítines. Lo dijo El Bronco cuando se desarrolló la final del futbol mexicano, que las preferencias siempre las llevó un equipo y ganó el que menos seguidores tenía.

Aludió en ese entonces al candidato presidencial de la coalición Juntos Haremos Historia, Andrés Manuel López Obrador, quien lleva la delantera en las encuestas, pero que aún era posible que hubiera un cambio y se inclinara la balanza hacia otro aspirante. Pero no confundamos magnesia con gimnasia.

El pretexto de utilizar el deporte para sacar raja política es un absurdo, pero, tal como hace 30 años, se cree que al encontrar grupos de personas reunidos en torno a un partido se les puede manipular con información falsa o poco fundamentada, sobre todo cuando se intenta descalificar al puntero.

Las preferencias políticas distan mucho de las preferencias deportivas. Recordemos que en el futbol los actores principales y los únicos que pueden influir en el triunfo son los 22 jugadores en la cancha. Un partido no se gana con los simpatizantes, sino con el trabajo realizado antes y durante el partido por los jugadores en su conjunto. Esto es: la afición influye, pero ésta no anota los goles que harán victorioso a su equipo.

Caso contrario sucede en la política. Independientemente del equipo y el trabajo que hagan durante campaña, aquí sí importan las preferencias y son las que marcan la diferencia, ya que cada equipo o partido político está a expensas de la percepción del electorado y el voto que éste les otorgue.

Lo inaceptable es que traten de manipular las preferencias deportivas o políticas de cada individuo con base en mentiras, insultos, información inverosímil o datos manipulados. Queda claro que una persona que guste del futbol no es menos capaz de razonar sobre temas políticos o viceversa.

Me emociona haber presenciado un partido en el que, a mi gusto, la Selección Mexicana jugó, como nunca, a tope, y obtuvo un excelente resultado, que era poco esperado, pero bastante anhelado, y es que ganarle a una potencia mundial siempre será una satisfacción que pocas veces se obtienen en la vida. Si le va a México, disfrútelo. Si apoya a algún candidato o a algún partido político, haga lo que le plazca.

Carlos Triana / Tropicozacatecas.com

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