Zacatecanos se curan con herbolaria en Estados Unidos


En 2013, Roberto, el esposo de Claudia Elisa, una migrante zacatecana que radica en Fresno, California, presentó una fuerte crisis de asma. La atención y restablecimiento de su salud ameritaba una consulta de urgencia en el servicio hospitalario.

Claudia y Roberto sabían que acudir a consulta médica representaría un fuerte desembolso económico, pues el servicio de atención médica en Estados Unidos es uno de los más costosos del mundo. En el ínter de la situación, Claudia optó por hacer un remedio casero que le había recomendado doña Luciana, abuela de su esposo.

Asó tomatillos y los machacó junto con oniscídeos, mejor conocidos como cochinillas de humedad. Una vez que formó una plasta, la distribuyó a través de pequeñas porciones en hojas frescas de malva; éstas, a su vez, las colocó en el pecho y espalda de su esposo y, finalmente, forró el dorso con papel periódico… un par de horas después, Roberto empezó a superar su crisis.

Claudia, Roberto y André, el hijo de ambos, pertenecen a un grupo poblacional de más de 500 mil migrantes zacatecanos y sus descendientes dispersos en Estados Unidos, quienes ven en la utilización de los remedios naturales una herramienta que, además de ser económica, les permite refrendar un vínculo de unión con Zacatecas y el territorio mexicano.

Medida económica

Miguel Moctezuma Longoria, investigador de migración internacional, comentó que una tercera parte de los 800 mil zacatecanos y sus descendientes que radican en el vecino país del norte no cuentan con servicio médico, por lo que, en ocasiones, recurren a remedios naturales como una medida económica para reestablecer su salud.

Algo mágico

Claudia Elisa Salas Íñiguez tiene prácticamente la mitad de su vida en Estados Unidos. Radica en Fresno, una ciudad californiana que es agrícola, pero también donde mueren los aires de contaminación de San Francisco y Los Ángeles, algo que provoca en la población de este lugar que frecuentemente desarrollen enfermedades en sus vías respiratorias.

Los 16 años que tiene en el vecino país los ha vivido al lado su esposo. De este periodo, recuerda que en los primeros 11 años Roberto acudía por lo menos una vez al año al médico para atender un problema de asma que desarrolló…

Hoy en día, lo dice con gusto, tiene cinco años sin ir al médico gracias al remedio natural que atendió su problema de las vías respiratorias.

Esta exitosa experiencia y el respaldo inquebrantable de la señora Luciana también le motivó a atender con un remedio natural a su hijo André de una gastroenteritis viral, que se presentaba al menos una vez al año.

En una ocasión, Claudia preparó una infusión de hojas de hierbabuena, sal, limón y azúcar. Se la dio a beber como agua de uso a su hijo y la alternó con agua de coco, este último a manera de suero natural. A la fecha, se cuantifica en años el periodo en que su hijo se ha mantenido sano.

“Ver cómo mi hijo sanaba de la nada, al igual que mi esposo, para mí fue algo mágico. Esto me puso a reflexionar en torno a que es mejor la medicina natural, porque no tiene químicos y porque no es agresiva con nuestro cuerpo”, refirió en entrevista telefónica desde Fresno, California.

Una hippie medicinal

En la ciudad donde vive Claudia existen tres o cuatro tiendas hispanas que ofrecen hierbas y semillas para germinar plantas, así como árboles de frutas y verduras. Visitarlas forma parte de la ruta que ella realiza cuando tiene que surtir su despensa.

Su condición de ama de casa le permite estar imbuida en el mundo de los remedios naturales. Con la comunidad de migrantes mexicanos, pero también con las comunidades hindúes y chinas, comparte e intercambia información para atender dolencias y enfermedades a través de remedios naturales.

Cura la tos con cebolla, miel y limón; las quemaduras, con pulpa de sábila o clara de huevo; la temperatura alta, con hojas frescas de lechuga; el dolor de oídos, con aceite de ajo; para detener una cortadura utiliza la capa de una cebolla; con el té de cúrcuma ha calmado dolor de huesos y articulaciones.

Asimismo, con epazote desparasita a su familia; la hierbabuena y hierba santa son para dolor de estómago y diarrea; con hoja de guayabo combate los síntomas de la gripe; el gordolobo lo usa para calmar la tos.

El zumo de limón y ajo picado le sirven para abatir la inflamación de las venas de sus piernas, incluso hace una infusión de cebolla, mejorana, tomillo y orégano para mejorar la condición del sistema inmunológico.

Debido a que es diabética, Claudia utiliza la canela, el amaranto y la semilla de moringa para mantener contralados sus niveles de glucosa en la sangre; además, prepara licuados de avena con canela y manzana verde para mantener en óptimo grado sus niveles de colesterol tanto de ella como de su familia.

“A veces pienso que la gente con la que platico me ve extraño porque me pongo a hablarles de los remedios naturales y las propiedades curativas de las plantas, me siento como si fuera una hippie medicinal”, manifestó.

Cultura y tradición

El grupo mayoritario de zacatecanos radicados en Estados Unidos se encuentra en California, Texas e Illinois; las concentraciones minoritarias están en Carolina del Norte, Carolina del Sur, Florida y Luisiana, refiere Miguel Moctezuma, también académico del Doctorado en Estudios del Desarrollo de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ).

La utilización de remedios naturales que realizan los migrantes zacatecanos no sólo responde al tema económico, sino también al aspecto cultural, que les remite al mundo simbólico en el que crecieron, consideró el catedrático.

Un factor fundamental en el uso de remedios naturales y la reafirmación de la cultura del cuidado de la salud recae en la mujer migrante, quien aprendió en casa el estar al pendiente del bienestar de los miembros de la familia.

El investigador detalló ya no es suficiente la información sobre remedios naturales que recopilan las mujeres migrantes con sus familiares cuando regresan a Zacatecas, ahora también indagan a través de Internet.

Cuando los migrantes zacatecanos regresan a Estados Unidos luego de pasar una temporada con su familia, pasan de contrabando semillas o granos molidos para dar continuidad a esta práctica, que es común en las localidades rurales de México y, especialmente, de Zacatecas, ante la falta de servicios médicos.

Aproximadamente 560 mil migrantes zacatecanos, hombres y mujeres, radican en Estados Unidos, quienes son originarios de zonas rurales de la entidad, donde se formaron en una cultura social de solidaridad y del cuidado de la salud, esta última con base en hierbas, plantas y remedios caseros, externó en entrevista para Trópico de Cáncer Noticias.

José Córdova / Tropicozacatecas.com

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