GUADALUPE. La magia pululaba en Guadalupe antes de recibir la distinción de ser Pueblo Mágico.
Los poderes de la “sobrenaturalidad” ya se manifestaban en el suntuoso legado histórico de sus cascos de Hacienda, en sus silos y sus vastos sembradíos, así como en sus edificios y riquezas artísticas virreinales.
Dentro de esta alquimia híbrida que distingue a Guadalupe, Zacatecas, puede destacarse la figura de un paladín que fue parte de los cimientos de esta sociedad, misma que, en la actualidad, tiene más de 240 mil habitantes y es uno de los 10 municipios con más crecimiento en México.
Se trata del fraile franciscano Antonio Margil de Jesús, quien no obstante su trayectoria y las variadas misiones que realizó en distintos puntos de lo que hoy es el continente americano, dejó en su paso por Guadalupe una huella que a la fecha le sigue dando vida y, además, lo sigue ligando a esta municipalidad.
Hijo predilecto de Guadalupe
Tierras como Querétaro, Guatemala e inclusive San Antonio, Texas, fueron evangelizadas por este misionero oriundo de Valencia, España. En estos lugares, historiadores y académicos han documentado su ejercicio religioso y sus aportaciones para el desarrollo de las sociedades actuales.
En el municipio Guadalupe, su labor más grande fue la fundación del Colegio de Propaganda Fide de Nuestra Señora de Guadalupe de Zacatecas, el 12 de enero de 1707, ubicado en lo que hoy es el Museo de Guadalupe.
Por ese hecho, el cabildo de este municipio lo nombró hace unos meses “Hijo adoptivo y personaje ilustre del municipio de Guadalupe”.
Es menester mencionar que, en menos de un radio de 100 metros cuadrados, en el centro de Guadalupe, se encuentran dos efigies del también considerado apóstol de Centroamérica: una ubicada en la plaza que lleva su nombre, a unos metros de la capilla de Nápoles, y -otra en la Plaza Camino Real Tierra Adentro.
También existe un momento de controversia en la labor de evangelización que realizó Fray Antonio Margil de Jesús, pues, de acuerdo con historiadores y académicos, en las misiones y responsabilidades que encabezó al servicio de la Iglesia católica también destacó por ser un “Comisario” del Tribunal del Santo Oficio, institución fundada en 1478 para mantener la ortodoxia católica en España y sus reinos.
La magia está en el corazón de Guadalupe
La mística del fraile franciscano se encuentra en el corazón del Pueblo Mágico de Guadalupe, justo en el interior del edificio que alberga el Instituto Municipal de Cultura de este lugar, mismo que hace unas décadas fue sede de la antigua presidencia municipal.
Ahí, en el patio central se mantiene erguido el tronco de un árbol que en anteriores administraciones municipales consideraron marchito y extinto de vida.
Por tal motivo, en 1994 se encargó al escultor Raymundo Montes Varela que tallara sobre la superficie del tronco la imagen de Fray Antonio Margil de Jesús.
De acuerdo con registros del Instituto Municipal de Cultura, al poco tiempo de que el trabajo artístico fue terminado, el tronco comenzó a dar ramas y éstas, a su vez, hojas verdes que se tornan amarillas en temporada invernal.
Este hecho natural llamó la atención del mismo escultor, quien, cuando realizó el trabajo, había asumido que se trataba de un árbol seco.
La magia no termina ahí, sino que continúa. El 16 de junio de 2013 cayó un rayo sobre el árbol y quemó algunas partes de su interior, mismas que, a la fecha, son observables… sin embargo, la descarga de electricidad que recibió el tronco no trastocó la figura tallada del fraile.
Visitar el árbol de Fray Antonio Margil de Jesús no tiene ningún costo, aunque son pocos quienes saben sobre la magia de este tronco. Este forma parte de uno de los asombrosos atractivos del bello Pueblo Mágico de Guadalupe, donde se tiene contemplado, en un futuro, mostrar sus reliquias.
Carlos Triana / Tropicozacatecas.com
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