Axis Mundi: Diamantino o el futbol filosófico


Al revisar la página web de uno de los complejos de salas de cine de la zona conurbada Zacatecas–Guadalupe, nos encontramos con la grata sorpresa del próximo estreno (23 de agosto) de uno de los filmes más atrevidos, desafiantes y divertidos del presente año, Diamantino,[i] aunque debemos apuntar que esta película tuvo su premier en el Festival de Cannes del 2018, donde obtuvo el Gran Premio de la Semana de la Crítica, gracias a una enorme variedad de virtudes que convierten a esta cinta portuguesa en una auténtica gema de la cinematografía contemporánea, a pesar de que, a primera vista, pudiera pensarse que no es así.

En su ensayo de 1994, «How Tracy Austin Broke My Heart (Cómo Tracy Austin me rompió el corazón)», el genial y malogrado escritor estadounidense, David Foster Wallace (autor de la obra maestra, La broma infinita),[ii] se enfrenta a las profundas decepciones que le provoca el leer las memorias de una virtuosa del tenis, en las que el trágico relato de su carrera —la historia de una atleta adolescente prodigiosamente dotada, que no pudo continuar debido a un accidente—, se articula a través de un desfile de temas que, asimismo, traiciona una asombrosa ingenuidad sobre los caudales de corrupción que fluyen a través de los deportes profesionales.

Por supuesto, sentirse decepcionado por el hecho de que la brillantez de Austin en la cancha no se traduzca al momento de escribir, señala Wallace, sería tan ridículo como lamentar la falta de destreza de Kant en el boxeo. Sin embargo, aún en la más banal de las autobiografías, se llega a una revelación más profunda, «que aquellos que reciben y actúan el don del genio atlético deben, por la fuerza, ser ciegos y mudos al respecto, y no porque la ceguera y la mudez sean el precio del don, sino porque ellas son su esencia».[iii]

El ensayo de Wallace, al parecer, sirvió de inspiración para el notable filme satírico que nos ocupa, Diamantino, dirigido por Gabriel Abrantes y Daniel Schmidt, un viaje surreal contado por su homónimo protagonista, el jugador más grande del mundo, una figura poseída por la gracia física casi sobrenatural, con la mente de un niño. «Queríamos un personaje principal simple, icónico y carismático, como Baltasar en Au Hasard Baltasar»,[iv] ha explicado Abrantes, y Carloto Cotta encarna, con habilidad, el papel principal como un emblema de la inocencia: un hombre de riqueza extravagante que no se da cuenta de que está siendo desplumado por sus propias hermanas, un símbolo sexual que desconoce por completo los apetitos carnales.

Diamantino Matamoros es, sobre todo, una imagen que se encuentra madura para su fácil manipulación, lista para ser distribuida masivamente, un símbolo con una omnipresencia fuera del control de sí mismo. Al igual que el Baltasar del filme de culto de Robert Bresson, Cotta aporta a su actuación una gran dosis de patetismo, de ojos muy abiertos. La película comienza con el campeón (a la manera de Cristiano Ronaldo) en su elemento, una semifinal de la Copa del Mundo, en los tensos momentos finales del partido, listo para marcar el gol de la victoria. Se trata, de hecho, de la escena más familiar en todas las películas deportivas, pero lo que sucede a continuación anuncia el delirante estilo de Abrantes y Schmidt, su habilidad para unir géneros dispares, así como deformar tramas y personajes trillados hasta convertirlos en un lenguaje propio.

A medida que Diamantino enfoca su atención en el manejo del balón, el rugido de la multitud y el equipo contrario se desvanecen. Aquí, como le acontece en todos los partidos, lo único que puede ver son «los cachorros», una manada de pekineses gigantescos que ocasionan una tormenta de polvo rosado, y que Diamantino esquiva en un estado de ensoñación inocente. El filme está repleto de absurdas maravillas cromáticas, que son aún más impresionantes si se tienen en cuenta los limitados recursos de que dispusieron los directores. Junto con las numerosas representaciones de las interfaces informáticas —genialmente retro–futuristas— de la película, estas extravagantes intervenciones son un recordatorio vital de que los ingeniosos efectos digitales, en la realización de largometrajes, ya no son el dominio exclusivo de las películas de superhéroes y naves espaciales.

Por si fuera poco, después de estos primeros minutos, Diamantino se vuelve un relato aún más extraño. Mientras se relaja en su yate, después de la reciente victoria, y con la esperanza de llegar a la final, el campeón rescata a una balsa inflable llena de refugiados a la deriva, cuyas adversidades, como la mayoría de las cosas de este mundo, antes habían sido completamente desconocidas para él, y su compasión recién despertada lo sacude tan profundamente que, más tarde, falla el tiro durante un penal decisivo, por lo que Portugal pierde la Copa del Mundo.

Diamantino se convierte en tendencia de las redes sociales como un meme sin fin: «TFW SHE / FRIENDZONES YOU (Ese sentimiento cuando ella te ‘friendzonea’)», dice el texto en un meme que muestra la cara llorosa del héroe. Con su carrera destruida, agravada por la muerte repentina de su amado padre, Diamantino queda sin rumbo y abandonado, encontrando consuelo sólo en los hot–cakes con mucha crema chantilly y su gatito, Piru. Pero eso no importa, porque todos los demás personajes en la película tienen planes para él.

Sus hermanas gemelas (interpretadas por Anabela y Margarida Moreira), con sus trajes de diseñador, cigarros sincronizados y colas de caballo por completo apretadas, son tan deliciosamente viles que rivalizan con las hermanas engreídas y egoístas de otra gran película de cuento de hadas, La bella y la bestia (1946) de Jean Cocteau. Dicho par aprovecha una oportunidad para vender a su hermano a un movimiento de ultraderecha que busca convertir a Diamantino en el portavoz involuntario de su propaganda. Esta iniciativa consiste en presentarlo como el Rey Don Sebastián, «el salvador cristiano de la raza portuguesa», a través de una campaña publicitaria xenófoba y antieuropea, además de clonarlo varias veces, con la ayuda de «Lamborghini Genetics», para crear un equipo de fútbol invencible, con un gran potencial de exacerbar el nacionalismo.

Sin embargo, los procedimientos experimentales, que consisten en llenar al futbolista de hormonas de pez payaso, tienen el inesperado efecto secundario de hacerle crecer los senos. Mientras tanto, en otro giro de la trama, un par de agentes de inteligencia femeninos, que investigan a Diamantino por lavado de dinero, deciden ir encubiertas, disfrazadas de una monja y un niño mozambiqueño huérfano, en un esfuerzo por entrar en la mansión del astro, después de que él anuncia en un programa de entrevistas que le gustaría adoptar a un refugiado: «¿De dónde vendrá el ‘fugitivo’?», pregunta la anfitriona. «De cualquier lugar… —responde Diamantino—. ¿Quizás Canadá?».

La bioética, los paraísos fiscales para el blanqueo de cuentas bancarias, el Estado de vigilancia, la «celebridad» en la era de los medios sociales, las políticas contra los migrantes, el Brexit, el muro de la Bestia Trump… Diamantino es, a través de su amplia gama temática, así como de sus ejercicios formales, una obra de arte implacablemente contemporánea, un filme cuyos diseños barrocos encubren una elegante coherencia de propósito. Voltaire, en Cándido, nos ofreció una parodia sin edad, mientras se veía envuelto en las crisis de su época (el «hermoso auto de fe» en respuesta al terremoto de Lisboa),[v] al igual que Abrantes y Schmidt, con su propio «ingenuo». Diamantino es una película que resulta ferozmente divertida, pero también es un sueño febril de un presente arruinado por el capitalismo y las calamidades que éste ha desatado, una pesadilla que llevamos padeciendo desde hace un par de siglos y contra la que, según parece, aún lucharemos durante bastante tiempo.

Notas de referencia

[i] https://cinemex.com/proximamente/2019/diamantino

[ii] https://elpais.com/cultura/2018/09/11/actualidad/1536667137_005395.html

[iii] https://vdocuments.mx/how-tracy-austin-broke-my-heart-david-foster-wallace.html

[iv] https://enfilme.com/notas-del-dia/la-capacidad-de-robert-bresson-para-crear-emociones-en-al-azar-de-baltasar

[v] http://st1.gatovolador.net/res/Candido.pdf

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