Reestructura – Pandemia en México y el reto de la economía


A 194 días de contingencia sanitaria en México, resulta ineludible puntualizar sobre aquellos matices que alarman y alimentan la duda: ¿la respuesta de nuestro país ha sido eficaz para combatir –o al menos contener– la propagación del COVID-19?

A lo que nos truje. Remontándonos al principio de la contingencia en territorio nacional, es preciso señalar que el primer caso detectado en México data del 27 de febrero, es decir, 1 mes antes de que se publicara la declaratoria en el Diario Oficial de la Federación; ¿qué tan tardado es un ahorita, dentro de nuestra cultura?

A pesar de ello, y en medio de condiciones financieras adversas, en abril, de acuerdo con la Secretaría de Hacienda y Crédito Publico los pronósticos de crecimiento económico para 2020 iban de entre -3.9 y 0.1%, siendo que un mes atrás el Banco de México estimaba un crecimiento de entre 0.5 y 1.5%.

Hoy, la expectativa se mantiene en una desaceleración de entre el 7 y el 10%, la más favorable.

Cabría destacar que, de acuerdo con las estimaciones de Gasto Público, si bien el país ya presentaba un déficit presupuestario importante para este año, es decir, 547.1 mil millones de pesos, 148.6 mil millones más, respecto al cierre del año anterior; a la postre, la pandemia impactó de manera severa la economía nacional, al mes pasado la Secretaría de Hacienda estimó que para el cierre del ejercicio fiscal, el déficit para nuestro país sea del 806.3 mil millones de pesos.

Por otra parte, si bien la jornada nacional de sana distancia ha tenido buenas intenciones al orientar a la población sobre las medidas de higiene a tomar para evitar la propagación del virus, estas no han sido del todo bien encausadas. El Kybalión establece que “como es arriba, es abajo”, y en ese sentido, no habría tanto mito en torno a la veracidad de la enfermedad si algunos líderes siguieran las medidas que ellos mismos promueven.

Considero que la respuesta de los gobiernos ante la pandemia fue en un contexto por demás complicado, en el que las condiciones nacionales ya representaban un reto por sí mismas, no habiendo para donde correr puesto que solicitando créditos al Fondo Monetario Internacional, como lo hicieron el Salvador, Honduras, Panamá, Ecuador, Costa Rica y Guatemala, solo se generaba mayor deuda externa, lo que empeoraría aún más el panorama a largo plazo para México.

En ese sentido, una medida viable para aumentar la recaudación y lograr una reactivación económica más acelerada, sería a través de estímulos fiscales, disminuyendo las tasas y las tarifas de los impuestos, estableciendo descuentos para el pago de otras contribuciones y otorgando créditos a las Pequeñas y Medianas Empresas, que son un sector importante en la economía nacional.

Aún no es tarde.

 

Oscar Peña*

*Estudiante de séptimo semestre de la Licenciatura en Derecho de la UNAM

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